20 feb 2010

Memoria histórica. ¿ Tenemos que olvidar?

       Cartel de la exposición de fotografía dedicada a Dorothea Lange.
                                Madrid, julio de 2009


"Soy un hombre  de, eso que llaman, mediana edad, los jóvenes me ven como un viejo y los viejos como un joven. Soy hijo y nieto de republicanos, de personas que creyeron en los ideales de la República y que disfrutaron del poco tiempo que duró uno de los períodos más luminosos, productivos, tolerantes y modernos de la historia política de España. Alcanzaron a ver transformaciones en el mundo de la enseñanza (cómo disminuía el analfabetismo a marchas agigantadas, por ejemplo), en el ámbito de los derechos individuales y colectivos...  En definitiva, vieron cómo el polvo de los siglos se iba sacudiendo de aquella alfombra pestilente y llena de ácaraos que era éste país.
Por esa alegría y esperanza depositada en la República fueron castigados, desposeídos de sus bienes por desafectos al régimen, vapuleados, humillados, perseguidos, encarcelados, algunos fueron asesinados, y, lo peor de todo, los que sobrevivieron,  lo hicieron con una pena que nunca pudieron ocultar. Pena que vislumbré toda mi vida en los ojos de mis padres, pena que adivinaban, también,  sus nietos.
Mis abuelos y mis padres ya murieron hace algunos años pero yo nunca podré olvidar sus cansados y tristes ojos.Esos mismos ojos que, a menudo, descubro cuando me miro al espejo. 
Me piden que pase página, que no mire al pasado, que calle y siga con mi vida como si mi vida no tuviera nada que ver con lo que les pasó a mis mayores. ¿No sienten vergüenza por hacer ese tipo de peticiones?.
Y ahora tenemos que ver cómo tratan de hundir, cómo calumnian y vilipendian a un juez que, entre otras cosas, quiere restituir, si eso fuera posible , algo de dignidad a las víctimas del franquismo,  y, de paso, a todos aquellos que moriremos con el recuerdo de aquellos ojos llenos de tristeza.."

Esta carta podría haber sido escrita por miles de españoles. Entre ellos,  yo mismo.

11 comentarios:

Eastriver dijo...

Lo peor es ese discurso paternalista de pasar página, de la reconciliación... Sí, sí, naturalmente que queremos pasar página, naturalmente que queremos la reconciliación, naturalmente que no queremos andar a tortas todo el rato con todo el mundo. Pero estamos vacunados, lo cual significa que no olvidamos y que nos andamos con cuidado, que cuando vemos a Aznar levantar el dedito se nos ponen los pelos como escarpias, que cuando hablan de su mundo perfecto, católico y sentimental nosotros nos ponemos a temblar. Porque ni olvidamos ni estamos dispuestos a hacerlo, aunque podamos perdonar porque nos enseñaron a hacerlo.

Miguel Baquero dijo...

Eh... bueno, quitando allá que la República es y fue un régimen mucho más valido que el que vino luego, por supuesto, tampoco conviene idealizar excesivamente ese periodo, sobre todo por los que no lo vivimos. No fue ningún paraíso perdido, a poco que se lea algún estudio serio: quizás hubo una elevacion del nivel cultural, pero hubo mucho pistolerismo, mucha cacicada, mucho Casas Viejas y muchos diputados (de ambos bandos) que amenazaban de muerte a otros en pleno Congreso de los Diputados.

Seguramente, como sucede en tantos casos, las intenciones fueran mucho mejores que los resultados.

Por supuesto, era un régimen legítimo y nada justifica que se derribara por la fuerza, y mucho menos por un guerra cruenta. Pero de ahí a idealizarlo de esa manera... tampoco hay que pasarse.

Ángela dijo...

Lo que se olvida, vuelve a pasar. Y no queremos ni acercarnos a lo que ocurrió de nuevo, ¿no?
Por respeto a nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro, no debemos olvidar, nunca.

Unknown dijo...

Emocinante y sentida entrada. La República no fue perfecta pero trajo progreso y adelanto en un país enquistado todavía en el siglo XIX (unu¡iversalización de la educación, libertad de pensamiento, divorcio, participación de la mujer en la vida pública incluyendo la política...). No hay justificación posible para el golpe de estado y la dictadura posterior por parte del Nacional-Catolicismo (excepto el de retener los injustos privilegios de curas y adinerados pudientes). Sus nostálgicos descendientes son los que nutren a la ultraderecha que persigue a Grazón (y forman parte de el espectro de derecha radical del PP)
Un abrazo
Carlos (Carhugo)

Caruano dijo...

Querido Miguel Baquero, no idealizo, yo conozco la historia como, probablemente, la conoces tú, sesgada; pero trato de ponerme en la piel de nuestros mayores, que conocían otra historia. Yo he tenido la suerte de vivir casi toda mi vida en libertad, pero al escribir esta líneas no estaba pensando en mí. Y nunca es "pasarse" cuando tratamos de interpretar el dolor de los que lo sufrieron los efectos devastadores de la represión. No hay que perder eso de vista.

Caruano dijo...

Ramón, Aznar y su dedo representa a todos aquellos que desean su vuelta a la vida pública; representa la prepotencia, la intransigencia, la mala educación y el no saber comportarse como un ex-presidente, alguien que cobra un sueldo vitalicio que pagamos todos nosotros, le votemos o no; representa, a demás, la derecha que apoyó una guerra auspiciada por su maleducado amigo Bush por intereses económicos, igual que hizo la oligarquía para mantener sus privilegios, o aumentarlos, en el golpe de estado y posterior dictadura, en el 36.

Caruano dijo...

Ángela, yo diría más: hay que recordar no sólo por lo que acabas de mencionar sino también por respeto a nosotros mismos, incluso por respeto a aquellos que no piensan igual que nosotros.
Un abrazo.

Caruano dijo...

Carlos, la República no fue perfecta, y creo que nadie esperaba que lo fuera, pero fue un período que insufló esperanzas en quienes más las necesitaban, que era, por qué no decirlo, la mayor parte de la población española.
Un abrazo.

la jardinera dijo...

Sólo, tan sólo porque eran humanos, merecen un respeto, descansar donde merecen y poder ser llorados con las lágriams depositadas aunque sea sobre una lápida.
Sólo por eso. Que ya es mucho.

Lo de Garzón explica, como en otras ocasiones, que cuando alguien empieza a desenmarcarar la verdad, los miedos tienen que ser mitigados a base de talonario, pistola o prepotencia. Los miedos nos deshumanizan, nos convierten en bestias y perdemos la razón.

Por cierto, fui a ver La cinta blanca. Yo no vi colores, demasiada violencia para ver colorido. Película muy bien llevada. ¡Cuanta violencia sin apenas demostraciones de la misma, amén de unos cuantos bofetones explícitos!´Me pareció un peliculón que me mantuvo inquieta toda la peli, desarrollando en mí sentimientos muy fuertes hacia todos esos hipócritas que criaban bestias del mañana.
Menos mal del maestro y su chica preferida. Sólo vi color a través de ellos. Todo lo demás de un gris a un negro insufrible.

Besicos,

Caruano dijo...

Jardi, me alegra verte con la regadera. Sí es cierto que el miedo causa estragos, en todos los sentidos. Y me alegro de que te gustara la peli. Es ese tipo de cine que no deja indiferente; con una aparente sencillez y con pocos elementos es capaz de explicar muchas cosas,y, para contar esa historia, no podía estar filmada en color: hay que imaginarlos. Un beso. (Cómo echamos de menos a India ¿verdad?)

la jardinera dijo...

No te lo puedes ni imaginar... (lo de echar de menos a India)

Besicos,