28 mar 2012

Desafinado.


Mi vecina, la florista, acaba de abrir su tienda. No son buenos tiempos para las flores, le dije en más de una ocasión, pero ella, erre que erre, sin subvenciones ni leches, consiguió subir la persiana metálica de su establecimiento.
Yo, en cambio, sigo agarrado a mi moto-azada intentando esponjar la reseca tierra que nos ha dejado este oxímoron de invierno. Siento no poder pasearme por la blogosfera más que de reojo. Ya vendrán tiempos mejores.
Lo dicho, si os gustan las flores, mi vecina LA VIOLETERA  os recibirá en su casa con una copa.

                                                 (Qué fácil es desafinar)
                              

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